...las primeras caras e impresiones de la gente que encontraba en mi camino, las costumbres raras pero divertidas del pueblo noruego, las fiestas locas y descelebradas en las que no importaba nada, la familia de españoles que improvisamos entre nosotros, aquellas noches inovidables en tu cama, aquellos paseos bajo la lluvia de confidencias, aquella ventana desde la que veíamos toda la ciudad... la música con la que me llenaba los días...
Porque un final no es final si no acaba bien. :)
¡La última noche había que celebralo!
Preparando las pinturas de guerra...